jueves, 21 de abril de 2011

Lágrimas de nazareno


Querido Richard:

¡Cómo está la peña! Tú sabes que lo digo con todo respeto, pero no entiendo la actitud de los devotos de las procesiones. ¡La gente llora porque llueve! Vale que la semana santa sólo sucede una vez al año, pero ya lo dice el refrán: "En abril, aguas mil". ¿Por qué no buscaron otra fecha para semana santa? Seguro que si se celebrara en agosto no pasaban estas cosas.

¡Pero la gente está muy mal, Richard! Con todo respeto lo digo, pero no se puede llorar por cuatro gotas de lluvia. Que no puedan salir las procesiones tampoco es ninguna tragedia. ¡Pero si tú sabes que toda la vida se han sacado los santos en procesión en tiempos de sequía! Antes se iba en procesión a pedir que lloviera y ahora se pide que no llueva para poder ir en procesión. ¿Tú entiendes algo? ¡Pero si hasta una reportera de un informativo de una cadena privada repitió dos veces "Maldita lluvia" en su crónica desde una ciudad andaluza!

¡Que sí, Richard, que a la peña se le va la olla! Ya es sabido que nunca llueve a gusto de todos, pero no entiendo a la gente que llora porque llueve. Pero no vayas a creer que sólo lloraban las mujeres. ¡Que no, que había también tíos llorando! ¡Vamos, hombre! ¡Menudos mariquitas! ¿Acaso no saben que la Santa Madre Iglesia no acoge en su seno a este tipo de individuos?

No me malinterpretes, Richard, que yo soy muy respetuoso con las costumbres y las tradiciones, pero es que no soporto ver a un tío hecho y derecho llorar porque caen cuatro gotas. A mí también hay veces que me fastidia que llueva, claro está. Ayer, sin ir más lejos, no pude ir a jugar a pádel porque cayó un buen chaparrón. Y me jodió bastante, pero no lloré. ¡Hombre...!

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