Querido Richard:
¿Tú sabes en qué momento se convirtió un Real Madrid-Barça en un clásico? A mí me cuesta un poco entender esta jerga periodística. Hasta ahora, yo pensaba que un Barça-Madrid era un derbi (según el diccionario de la Real Academia Española, un "encuentro, generalmente futbolístico, entre dos equipos cuyos seguidores mantienen permanente rivalidad"), aunque hubo épocas en que también se le denominaba "partido del año" e incluso "partido del siglo". Pero, tal vez debido a los últimos cambios gramaticales, vete tú a saber, ahora resulta que el partido en cuestión es un clásico. He acudido al diccionario en busca de una definición apropiada, pero por más vueltas que le he dado no he quedado satisfecho. Habrá que dar por sentado que si toda la prensa deportiva ha acuñado este término será por algo.
Ya sabes que no es la primera vez que sucede algo así. Hubo un tiempo en que a la selección española de fútbol no se la conocía como "la roja", pero cuando alguien tuvo la brillante idea de llamarla así cientos de periodistas le secundaron. Y si la selección española era "la roja", la sub-21 no podía ser otra cosa que "la rojita". ¿Se atreverá alguien a llamar a los campeones del mundo "los rojos"?
No creas, amigo Richard, que estoy insinuando cierta falta de nivel en nuestra prensa deportiva. ¡Líbreme Dios! La falta de personalidad propia no está reñida con la creatividad. Tenemos unos periodistas inventivos, que crean un léxico propio que tarde o temprano todos empleamos. Fíjate por ejemplo en el término "pivote", utilizado desde antaño en deportes como el baloncesto o el balonmano. ¿Cuánto tiempo nos han tenido a los futboleros engañados con los mediocentros? ¿Quién quiere un mediocentro pudiendo tener un pivote? Mejor aún si es un doble pivote. Y el "trivote", ¿qué me dices del "trivote"? ¡Qué gran invento el "trivote"!
Pero resulta que, aparte de la creatividad, lo que diferencia a la prensa deportiva española del resto es la rigurosidad. Porque si al nivel de los periodistas profesionales añadimos la sabiduría que aportan los colaboradores habituales en espacios deportivos (Kiko Narváez, Julio Salinas, José Antonio Camacho, Andújar Oliver...), no hay quien nos supere. No es de extrañar que cuando se trata de predecir el resultado de un partido no tengamos rival, pero si necesitamos recurrir a analistas mejor preparados también demostramos humildad para hacerlo. ¿Te acuerdas del pulpo Paul?
¿Tú sabes en qué momento se convirtió un Real Madrid-Barça en un clásico? A mí me cuesta un poco entender esta jerga periodística. Hasta ahora, yo pensaba que un Barça-Madrid era un derbi (según el diccionario de la Real Academia Española, un "encuentro, generalmente futbolístico, entre dos equipos cuyos seguidores mantienen permanente rivalidad"), aunque hubo épocas en que también se le denominaba "partido del año" e incluso "partido del siglo". Pero, tal vez debido a los últimos cambios gramaticales, vete tú a saber, ahora resulta que el partido en cuestión es un clásico. He acudido al diccionario en busca de una definición apropiada, pero por más vueltas que le he dado no he quedado satisfecho. Habrá que dar por sentado que si toda la prensa deportiva ha acuñado este término será por algo.
Ya sabes que no es la primera vez que sucede algo así. Hubo un tiempo en que a la selección española de fútbol no se la conocía como "la roja", pero cuando alguien tuvo la brillante idea de llamarla así cientos de periodistas le secundaron. Y si la selección española era "la roja", la sub-21 no podía ser otra cosa que "la rojita". ¿Se atreverá alguien a llamar a los campeones del mundo "los rojos"?
No creas, amigo Richard, que estoy insinuando cierta falta de nivel en nuestra prensa deportiva. ¡Líbreme Dios! La falta de personalidad propia no está reñida con la creatividad. Tenemos unos periodistas inventivos, que crean un léxico propio que tarde o temprano todos empleamos. Fíjate por ejemplo en el término "pivote", utilizado desde antaño en deportes como el baloncesto o el balonmano. ¿Cuánto tiempo nos han tenido a los futboleros engañados con los mediocentros? ¿Quién quiere un mediocentro pudiendo tener un pivote? Mejor aún si es un doble pivote. Y el "trivote", ¿qué me dices del "trivote"? ¡Qué gran invento el "trivote"!
Pero resulta que, aparte de la creatividad, lo que diferencia a la prensa deportiva española del resto es la rigurosidad. Porque si al nivel de los periodistas profesionales añadimos la sabiduría que aportan los colaboradores habituales en espacios deportivos (Kiko Narváez, Julio Salinas, José Antonio Camacho, Andújar Oliver...), no hay quien nos supere. No es de extrañar que cuando se trata de predecir el resultado de un partido no tengamos rival, pero si necesitamos recurrir a analistas mejor preparados también demostramos humildad para hacerlo. ¿Te acuerdas del pulpo Paul?
Pues es verdad lo del "clásico", lo pensé hace un tiempo, pero no tuve tu agudeza ni tu retentiva para darme cuenta de que eso era nuevo, toda la vida habían sido efectivamente "derbis".
ResponderEliminarEn los últimos tiempos, el periodismo deportivo se las trae: Inda (con grupos de facebook pidiéndole que deje el peridismo), Roberto Gómez (one of his "articles", reía un periodista inglés sobre una de sus columnas), los montajes fotográficos del As, las colaboraciones estrella en periódicos de gente como Leticia Sabater, y ya por último programas como "punto pelota", han conseguido lo que parecía imposible: el periodismo deportivo de hoy es el más parecido al periodismo del corazón. Pocas cosas se me ocurren más espantosas.
Menos mal que, a cierta edad, uno puede ver un partido hasta con el sonido quitado, y aún así entender qué pasa sencillamente mirando al árbitro.